Temo callar las voces de mi interior para escuchar los reproches , de lo que hice mal, de todo lo que podría ser y no llega. Estoy harta de los «Tienes mucho potencial» y al mismo tiempo me quedo en la puerta, incapaz de decidirme a entrar, en mi propia fiesta.
TEMO herirme y seguir escuchando las voces del pasado, «No vas a ser nadie en la vida» y por eso hoy escribo sin parar, sin mirar si está bien o mal. Temo a la oscuridad que tantas veces he enfrentado y que siempre me arrastra al lodo.
Esta voz que no calla, la dejo ser, me domina y me doblega, al mismo tiempo creo que lucho contra lo establecido, lo no correcto, y se añaden problemas que me llenan de impotencia. TEMO la voz que me dice que ya no puedo conseguir nada y que es demasiado tarde. CONSEGUIR. ¿EL QUÉ? Si ya nadie mira más que por si mismo…
Enfrentadas las voces del bien y el mal, donde se dijo que hay quien valora, hay quien detesta y hay quien ignora… TEMO verme reflejada en ese momento lejano que es ahora mi realidad. Regodeándome en el barro, haciendo tratos con la tristeza, apuñaladome a traición por el miedo a que me vean como la voz bella, la que se dice cosas bonitas y se las dice a los demás.
Me ATERRA escuchar el barullo y la tempestad que forma mi cabeza al indagar por todo lo malo, las oportunidades y los errores, las malas palabras y lo que no he valorado… ¡QUÉ PASA CON TODO LO BUENO!
A caso el miedo pretende quitarme las palabras de aliento, las conversaciones filosoficas en la red, las risas de madrugada, las lecturas con café o los paseos por el campo…
¿A caso el temor no ha visto que lucho contra marea y viento hasta que ya no queda sal? a caso nadie en mi interior de esas voces que eran enanitas ven que me veo más firme, tambaleando, algo tímida, pero hacia adelante… No es duda, es miedo a lo desconocido, y quiero escribir hasta que las letras taponen mi sucedaneo de malas ideas, escribir para vivir, para volar y atravesar mundos como los infinitos temas que alberga mi pensamiento, y no reincidir y reiterar por doquier, la misma barbarie que sufrí en su día.
Quizá es que no me creo que sea una persona diferente, quizá es que no veo los logros, quizás aunque me dé de palos contra los costados y hasta en el orgullo, no aprenderé que QUIEN SOY HOY, NO TIENE NADA QUE VER CON EL AYER…
Soy fuego en mis palabras porque la exigencia exige con urgencia por fin un remedio, quizá ha llegado el momento de reconocer que estoy cómoda en el dolor y que me paraliza lo grande y abarcable que es la belleza.
HOY, TENGO UNA CITA CON MI AYUDADORA Y SOLO PIENSO EN AHORRARLE EL TRABAJO, EL SUFRIMIENTO DE TENER QUE SOPORTARME. CUANDO NI YO MISMA PUEDO CONMIGO…
CON DOLOR…
XXXXX HISTORIAS CON «K»
(Estaré escribiendo hojas de diario, a fin de vaciarme)
Historias con "K" 