¡BIENVENIDOS A HISTORIAS CON «K»! A TODAS, TODOS, LOS HISTORIETAS ❤️✨
Recalco que todo esto es ficcion, ya sabéis, literatura para entretener y red reflexionar. Pero dado que puede ocurrir en la vida real, me animo a reflexionar.
AMOR A LIBERTARIO
El café se derramó y con todo ello, el miedo me abstrajo sumergiéndole en un mar de incertidumbre al oír el noticiario:
España está en quiebra, las arcas no se llenan y la población a partir de ahora vivirá en estado de crisis por largo tiempo… nuestro experto les informa de que a lo largo de los años, España ha estado viviendo por encima de sus posibilidades…los expertos apuntan a una crisis mundial económica…
No podía ser, ¿había estado viviendo de verdad por encima de sus posibilidades?
Ella, Carmelita, había estado asumiendo que si el banco no le iba a dar el piso por la cantidad de deudas que le había generado cambiarse a un piso compartido debido a la nueva situación, tendría que volver a casa de su tía.
Volver a casa de su tía tenía sus inconvenientes, un estricto horario de limpieza, hora señaladas para comer, prohibiciones y restricciones del uso de la luz y los electrodomésticos, y un horario de salida y entrada en el hogar. En los últimos años, al haber pasado tanto tiempo a las órdenes de aquella tirana, había adquirido cierto hábito en lo que se refería a tareas y vida de casa, fuera, ya era otra cosa.
Estar en casa de su tía, Avelina, tenía algo bueno, que siempre podía hacer lo que quisiera dentro de su habitáculo. El problema, es que su control de lo que hiciera fuera de casa, con quién salía, con quién iba, y cómo gastaba el dinero era algo por lo que no quería volver a pasar.
En un arrebato de orgullo, se dijo así misma que por ahí, no iba a pasar otra vez. Así que ideó un plan para poder sobrevivír un año más, si no funcionaba, entonces podría plantearse volver a casa de aquella energúmena.
***
Era viernes y tocaba irse a darse ese merecido regalo especial, momento especial y descanso especial. Trabajar como teleoperadora de una agencia prestamista era agotador, su casa le esperaba en silencio, ya que sus amigos y compañeros de piso se iban de vacaciones, así que tendría cuatro días solo para ella.
Llego justo a la hora de comer, se sirvió su plato de ensalada y de segundo un puré de verduras con pechuga. Acciono el televisor, y se percató que no hablaban de otra cosa en los noticiarios. La temible crisis y el despido de la plantilla de numerosos negocios. Su nivel de hartazgo iba en aumento, así que apagó el televisor y se sirvió una copa de vino, sé quedó pensando por unos instantes, y se dijo. «¡Qué cojones, solo se vive una vez!»
Abrió la agenda del móvil, y revisó sus contactos. Si iba a ceñirse el cinturón por la reducción de sueldo también, iba a vivir cómo mejor le pareciera. Y para ello, eligió un número, no cualquiera era el tío macizo de la cafetería a la que la que solía ir hace algún tiempo a tomar café o una tapa con las vecinas del barrio de dónde vivía su tia. Sí, aquel hombre, tenía un cuerpazo, cuerpo trabajado, bíceps bien trabajados, piernas fibrosas, una cara de malote, y un rato agradable del que ya hacia mucho no disfrutaban.
«Hola, cómo ya no me hablas, ahora me masturbo sola, pobre de mí…»
«Hola, teniéndome tan cerca, es una pena que no pueda disfrutar de ese momento contigo,¿ qué llevas puesto? »
«Si quieres saberlo, vente ésta noche a mí casa 😉 y lo compruebas»
«No me lo digas dos veces…»
*Carita calurosa*
A los treinta minutos, Joel ya estaba picando al timbre. Donde miradas picaronas y tres asaltos después , dejaron extasiados a ambos. A la mañana siguiente, cómo tenían acordado, no le hacía preguntas sobre cuando volverían a verse y se marchaba sin ducharse.
Los meses pasaron exactamente iguales con la diferencia de que ahora, ya no iba al bar a echarse el café con las vecinas ni sola, en cambio, los descansillos volvían a ser lugar indispensable para hablar de cotilleos, limpieza y la economía del país.
Carmelita, ya no sé compraba ropa de última marca sino que ahora compraba en tiendas de segunda mano, ya no compraba libros, había decidido irse a la biblioteca, y todo lo que pudiera comprar a 1€ que antes estuviera a 3€ , bienvenido era; para la buena verdad su casa estaba repleta de latas de legumbres, de 0,49 céntimos, zumo de marca blanca, verduras a bajo precio, y se había quitado los viajes a una ciudad nueva de todos los veranos.
Recordaba con recelo aquellos viajes que le devolvían a su remanso. Pero si no quería volver a casa de su tía lo tenía que hacer. Aquella situación la llenaba de ansiedad, y a más ansiedad, más quedaba con su amigo y compañero de cama y desahogo sexual. Siempre muy minuciosa. No fuera que ahora, con la reducción de plantilla, bajo sueldo, y horarios locos para cubrir puestos, y ahora, encima, con un sueldo mísero, se quedará embarazada. Por eso, únicamente se acostaba con su amado y leal fornido.
***
Ya habían pasado más de tres años, la situación no mejoraba, para colmo su acompañante de cama, le había preguntado «¿Qué somos?» y ella no supo qué responder excepto «amigos que se ven desnudos» el hizo un gesto torcido con la boca y no lo volvió a ver en dos meses.
Transcurrido ese tiempo volvieron a verse , solo que ahora él no se detenía en ella, pensaba en él mismo, y los momentos en los que quedaban habían pasado a ser en casa de él y no de ella, y quien se iba a hurtadillas en medio de la noche para no tener que dar explicaciones demás era ella. Parecía que ninguno de los dos quería salir reconociendo que se necesitaban.
Las facturas se dispararon, y ahora ya, ni gracia tenía aquello, aunque en su caso tuviera un puesto fijo, echaba más horas que un reloj para cobrar quinientos euros míseros que no le permitían salirse de su presupuesto. Ahora, habían llegado las vidas de los ciudadanos, los streaming en forma de películas. Aquello , le ahorraba el fastidioso momento de estar metida en sus cavilaciones y sufrir.
Ya no tenía ganas de quedar con su amiguito. Ahora, se había metido tanto en sí misma que no hablaba con nadie.
El banco seguía rechazando su oferta para el pisito a las fueras. Estaba desesperada y lo que había ahorrado no le daba ni para una entrada. Finalmente, acabó no pudiendo pagar las facturas, pidiendo un crédito contradiciendose en algo que juró que nunca accedería, y volvió a casa de su tía hasta que conseguirá reunir más dinero, esta vez trabajando como pluriempleada.
A los tres meses, la regla no le vino y su fiel amigo le dijo.
«Esto, no es problema mío».
Sus amigas, no sabían nada. Ahora, con una mano delante y otra detrás, encontrar trabajo, habiendo perdido el que tanto le costó, era una odisea. Prefiero no poner la fotografía para que no vieran que su tez negra.
La familia sabía que estaba embarazada, Joel, accedió a pasarle una manutención de hecho, se disculpó y le confesó que seguía enamorado de ella. La familia, le negó las puertas cuando después de tres diez años habiéndose casado con Joel, este le fue infiel con otra y le instaron a aguantar en la relación. Qué cómo se atrevía a pensar siquiera en divorciarse.
Fue cuando conoció a una mujer muy sabia.
Tú hijo es ya lo suficientemente grande como para darse cuenta de qué ocurre, yo tuve que aguantar, porque en mis tiempos era eso, o sería perseguida, maltratada, y hasta me quitarán el derecho a conducir. Mi muy la vida son dos días, tus hijos quieren a una madre feliz , que siga luchando , tranquila y no una mujer que se ha dejado la vida y los cuernos en una relación que no es fructífera. Si yo hubiera estado en tú lugar con los derechos de hoy en día, a la mierda el aguantarme será difícil, pero ya no llorarás por él, aprenderás a amarte y sobre todo, tus hijos te querrán cómo la madre que lucho y lucha por lo que quiere. El poder de hacer y deshacer, en libertad. Porque elegir no estar con él, también es libertad.
{PARA LEER LA REFLEXIÓN TE INVITO A TÍ A ESTE ENLACE DE AQUÍ}
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