¡Buenas mis Asiduas/os!
… y lloraba ella con la fuerza de un huracán, centelleaban sus ojos, las lágrimas salían a borbotones y el aliento sofocado, cortaba, por momentos, la respiración. Una respiración que obligaba a salivar y tragar saliva. El llato era inminente, parecía que no iba a cesar por que acrentaba y disminuia, cada vez era más largo y prolongado… Parecía que no había consuelo para ella. Pero ya pasó Nochebuena y Navidad, ¿A caso no había suficiente alegría a su alrededor?
Tenía una familia que la quería, dinero para cubrir los gastos de la casa, una casa, un marido y una nueva familia que ahora le brindaban el amor, por partida doble o triple: La familia de él.
¿Qué era ese llanto repentino?
Mirando las fotografías de la boda, un albun esta en la pagina del altar mientras ellos dos sonrien; En el móvil, las salidas a todos los lugares a los que había acudido; en su libreta, los sucesos de los días pasados y de los venideros; Bajo el árbol de Navidad, los regalos sin abrir; Encima de la mesa los restos de una cena; en la nevera, los tuppers de todas las comilonas a las que había acudido; Donde una lágrima se cesó en el día 31 a las doce de la noche, con doce campanadas entre charlas y asombro, el timbre suena y quiebra el aliento con la llegada…
Su marido ha vuelto a casa para las fiestas, aunque tarde, pero acompañado de los sobrinos, las tias y los tios, donde el nuevo año se celebra en compañía de todo lo que conforma no solo un año, sino familia, sucesos y mucha vida.
¡FELICES FIESTAS!
y NO LLORÉIS MUCHO, QUE SEAN DE ALEGRÍA.

COMENZAMOS…
¡2019!
MUCHISIMAS GRACIAS A TODOS POR VUESTRAS VISITAS, INTERÉS, COMENTARIOS, ME GUSTA, OPINIONES Y SOBRE TODO, POR ACOGERME TAN BIEN. HAY UNA HOJA NUEVA PARA TODOS NOSOTROS/AS…
¡LLENEMOSLA!
CON AFECTO,
HISTORIAS CON «K»