Fuimos dos en un caos nos llamaba a cometer un pacto: Olvidar al resto de la humanidad y preocuparnos de nosotras.
En la inmensidad de un mundo dos almas se conectaban para dar voz a eso que acallaban sus miedos, y con ello, se afianzaba la amistad.
Éramos dos almas unidas por el dolor. Pero, a una de las dos le apaciguaba hablar de ese infierno; a la otra le causaba aflicción causando la irritabilidad de una, para que la otra se alejara.
Y así, entre reproches y alejamiento, una excusa rodó, aplastando todo lo que habían construido. El final ya lo conocéis fue sino, la distancia que acercaba al invierno de su corazón.
FIN.
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