—¿Es eso una cueva?—Eliot se fue de inmediato a investigar. Su hermano menor Kilian le acompañaba. — ¡ESTO ES ESPECTACULAR! — La cueva albergaba, después de unos recovecos y muchas piedrecitas pequeñas, estalactitas y mucha humedad, una gran cascada. Dentro, hicieron el mayor hallazgo: Un dragón rojo de fuego.
En Villa Dragón se decía que nadie era capaz de cazar semejante raza de dragón, pero Kilian, con su impulsividad y su valentía, no solo domó a la bestia, sino que sumió a la Villa en un estado de paz, orgullo y armonía. El respeto que alcanzó la familia de Kesh Serriant, era igual de grande que la falta de autoestima que, pese a ser el hermano mayor, adquirió Eliot.
Habían pasado varios años ya de aquel suceso. Kilian se había convertido en un hombre respetado y con la suerte de ser agradable a la vista. Un chico castaño de ojos como la miel, piel tostada y un cuerpo trabajado que le llevaba a recibir los mejores regalos de toda la Villa por parte de mujeres de todas las clases. Eso, era lo de menos, «Si al menos yo fuera la mitad de valiente o atrevido que Kilian… todo sería diferente», pensaba mientras le veía pavonearse delante de mujeres hermosísimas o mostrar su astucia con el arco.
A la familia, llegó con los años Concha. Ya no se la esperaba asumiendo que serían una familia de varones. Hecho contrariado, que hizo muy feliz a su madre e hizo que se convirtiera en la hija de los ojos del padre siendo la única niña hembra: la niña de los ojos de su padre. Eliot y Concha, pasaron gran parte de sus vidas explorando los “Montes Drac”, donde domaban a todos los dragones y seres posibles que habitaran el reino de Villa Dragón; incluso, estudiaban las artes de la magia para no depender solo de las habilidades del Dragón.
Entre la multitud que albergaba cada año la promesa de un nuevo explorador para hallar nuevos tratos de comercio, había un gran concurso que siempre ganaba Kilian, pero que en cuanto se ofrecía Eliot era negado rotundamente. Sentía toda la fuerza de un hermano severo, y al mismo tiempo, sentía la necesidad de ser aconsejado, como si fuera el menor. Tales consejos sirvieron para mejorar la caza en tiempos de hambruna o adivinar el rastro de mercenarios de dragones; tal vez, lo mejor fue descubrir que Kilian en realidad no se sentía tan héroe cuando libraban batallas más allá de las cordilleras. Fue en una emboscada en la que salieron airosos gracias a las habilidades mágicas que cada uno poseía, elevando las armas mágicas de sus oponentes, conjurando el sol y al viento, pese a lo malo del temporal o acabar embarrados, la misión fue correcta, en cambio, causó la baja de dos hombres cosa que Kilian no se perdonó en su fuero interior. La misión: Atravesar el valle de las almas perdidas y esquivar a los mercenarios mágicos para no perder el tiempo, aunque resultó del todo un fiasco por la emboscada, fue un éxito gracias a la unión de todos: Eran un gran equipo.
En Villa Dragón, Kilian se las daba de heroico escondiendo su faceta más sensible. Fue en ese momento cuando Eliot comenzó a tartamudear, al tiempo que a sentir rabia. Una envidia podrida, le invadía todo su cuerpo. Y su hermana menor, Concha, no dudó en hacerle saber que aquello no estaba bien.
- Como sigas mordiéndote el labio, te saldrán ampollas. Pero no por lo evidente de la acción. Y no solo en el labio…—le miró de reojo
- ¿A qué te refieres? —Fingió no saber nada
- Vamos, Eliot, hasta un puerco se daría cuenta que mendigas el amor y atención de Kilian: Quieres ser cómo él, estás en el ejército de exploradores cómo él, consigues las mismas insignias que obtuvo él… y Kilian no te valora, es probable que lo haga a caso hecho…— hizo una pausa y prosiguió:—Hay muchos otros lugares en los que puedes ser tú mismo… por si no te has dado cuenta…
- Conchi, ¡Qué sabrás tú! — intervino e hizo una pausa dramática.— … Eres una de las mejores guerreras de tu línea y no has tenido el menor… el menor…. Imp… imp… ¡IMPEDIMENTO!— Cogió aire y resolvió,— los dos sois, los mejores
- Somos los mejores, en lo que mejor se nos da… podrías ser un gran mago y profesor
- No empieces, Conchita. Sabes que eso implica estar detrás. Lejos de todo. En la retaguardia…
- Deja de compadecerte, soy menor que tú, y hasta yo me doy cuenta de que lo que buscas es atención de alguien igual a ti. Mira esos niños…— el bullicio de la Villa, en su mejor versión, hallaba retoños de todas las edades, gente de acá para allá, gente que saludaba a Eliot y niños que acudían en busca de trucos de magia para gastar bromas pesadas, venían busca de Eliot… en especial Brian un niño de siete años que le tenía especial admiración hijo de la familia Kojín.
Eliot estaba intentando luchar contra un demonio que nada tenía que ver con éxito y logro. Sino contra su verdadero, YO.
Se acercaban las fiestas navideñas. Pronto las cantinas estarían repletas de vino e hidromiel, canciones y cuentos de terror para asustar a los pequeños. En esas fechas, Eliot solía pasar la mayor parte con los Kojín a fin de evitar a Kilian.
Pasaron los años y Brian, ahora de dieciocho años y Eliot de treinta, se habían hecho inseparables: Corrieron grandes batallas, hicieron pócimas que ayudaron a la Villa y a ese niño Kojin al que asustaba con historias de Dragones Fieros endemoniados, ya no le amedrentaban. Por otro lado, Eliot, siguiendo el consejo de Brian, por si no fuese suficiente con los de su hermana, entró en la academia mágica logrando con gran nota ser el mejor de su promoción.
El cielo se cubrió de un rojizo infernal justo en vísperas de fin de año y aquello solo podía significar una cosa: Los mercenarios habían abatido a La Diosa Oshún: Diosa de la naturaleza, fertilidad y de los niños. El niño de dieciocho años ahora sentía miedo por Aza, Mianto u Ozú. Los pequeños trillizos a los que habían augurado la suerte de Villa Dragón: Los hijos Kojín. Solo pensar que el mundo se podía sumir en un auténtico caos, a Brian se le encogía el alma. Por eso, cuando buscaron voluntarios exploradores, se ofrecieron de inmediatos ambos amigos, aunque Eliot sabía que, le removían sentimientos pasados por luchar al frente con su hermano mayo, se deshizo de ellos para ayudar a su mejor amigo.
Los grandes combatientes de Villa Dragón hicieron uso de sus habilidades o armas mágicas, en “El Valle de almas perdidas” pero también se vieron forzados a hacer uso de otras estrategias naturales, ya que, pese a que aquellos seres de cuernos largos, dientes de sierra y ojos inyectados en sangre; habían poseído a las fuerzas de Oshún enrareciendo la Tierra en un acto de astucia, Eliot invocó a Changó. La magia se introdujo en su cuerpo liderando la batalla tras ver caer a su hermano Killian herido. La furia emergía de su interior: Magia del sol, de la guerra, batalló desde la naturaleza contra el cielo del mundo. Viendo el poder inmenso que poseía en su interior, los Mercenarios cayeron uno por uno quedando calcinados. Algunos huyeron a los confines de la Tierra, otros a los cielos, para que la Villa recordara a sus Dioses. Villa Dragón quedó recubierta por una capa protectora similar al de la atmósfera que conocen los futuros descendientes reinando la Paz y la calma por los siglos de los siglos.
Eliot comprendió entonces, que todo se trataba de la fuerza de su interior de esta forma fue, como los hermanos hundieron armas en tierra demostrándose con más énfasis, si cabía, el amor sanguíneo que les unía. ¿Cómo? Estando juntos en los malos momentos.
RELATO QUE PARTICIPA EN EL #VaDeReto de (Diciembre)

Hola, Keren.
Una historia preciosa en dónde los personajes van evolucionando hasta darse cuenta de las cosas más importantes: la familia, la personalidad, la valía, la fuerza interior.
A veces, nos empeñamos en compararnos y competir con los demás, sin darnos cuenta de que somos importante y valiosos por nosotros mismos. Pero es que esta sociedad en la que vivimos, nos obliga a ello continuamente.
Una moraleja bonita y muy apropiada para estas fiestas.
Muchas gracias por regalarnos este cuento para el VadeReto.
Un Abrazo y Felices Fiestas.
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Hola, Jose!! me alegra mil que te haya gustado, no he estado mucho por los blogs. Solo espero que lo veas, Muchísimas gracias. La idea es toda completa como la planteas. Me ha gustado mucho participar. En serio. Además gracias por pasar también por mi blog. Saludos, feliz navidad, aquí se celebra el tío. Pero nosotros vamos ya con muchos años que no lo celebramos. En todo caso, espero que todo esté bien y te sientas bien. Un saludo muy grandote para ti y para tus seres queridos.
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Crdeo que me he echo un lío con los comentarios jajajajja nada que celebro que te haya gustado y los tirones de oreja sirven tambien para el mes de enero. Millones de gracias por pasar por aquí.
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