Siempre fui la chica revés. Todo del revés: te crítico, no te hablo; me insultas, no respondo; te arreglas, te vejo; te ríes, te ridiculizó ; y si te atreves a comentar, te hundo.
¿Soy esa niña asustada o soy la niña que un día decidió escribir su vida para hacer algo mejor?
En este día que todo ha ido medianamente bien. Excepto por una cosa, todo se ha reducido a una esa cosa mala. Cuando he conseguido resolverla, sucede otra. Y aquí estoy, frente a la hoja en blanco. Deseosa de escribir sin medida, sin algoritmo, sabiendome que sí, tengo cosas qué mejorar, pero tengo cosas que me hacen ser quien soy. Qué no es bueno ni malo. Ni negro ni blanco.
He querido dejar constancia en un miedo, donde versos se comprenden en una verdad casi escozosa. Por la naturaleza de mi ser, y por la vida que corre en mis vivencias. ¿Quién soy si no puedo expresarme? Si no me expreso exploto, y no tengo medio de hacerme reflexionar si no es de ese modo. Porque entonces, soy la chica del revés.
Cómo cada noche, y hoy es jueves, agradezco tres cosas:
-Haber perdido un poquito de miedo
-Haber salido de mi «zona refugio»
-Y salir a caminar y leer, (añado un descafeinado que no me dio tiempo a fotografiar)
En cambio, tenía muchas ganas de contarlo. Sí dejé de escribir ésta sección fue la encuesta que realicé. Y ahora veo, qué tan necesarias son unas secciones en el blog para mí tranquilidad.
XXXXX HISTORIAS CON «K»
Historias con "K" 