Diario con «K»: La mano que da…

¡BIENVENIDOS A LA HOJA DE DIARIO DE HISTORIAS CON «K»!

Esta sección sirve para reflexionar así como para mi propio desahogo y si entre medio de eso te animas a filosofar un poco bienvenido sea tu comentario o visita.

Cuando era pequeña solía ser una niña adorable y querida por todos, todos querían tocar mi cabello, todos me animaban a que hablara, la cosa cambió cuando crecí.

No es novedoso el termino bullying, pero por aquella adolescencia en la que no sabes muy bien donde están tus preferencias o con quien debes juntarte, con la asignatura de historia llega el conocimiento de los Nazis, lo que anima a los alumnos a reivindicarse ya sea por llamar la atención o por joder, con ese «Hi Hitler» y los primeros «Negra vete a tu país», para rematar yo tenía un mechón blanco que a los dieciséis años crecía y recorría toda mi cabellera para quedarse blanco cual persona mayor, por lo que comenzaron a llamarme vieja, por después adquirí la manía obsesiva de morderme el labio por dentro y me salían ampollas. Aquello también fue motivo de burla, así como mi vestimenta y todo cuanto hacía o como caminaba.

Para cuando llegué al último curso de la secundaria y tuve que repetir, la cosa no cambio y harta me escape de clase, no volviendo nunca más, haciendo mi camino por otro lado.

A lo largo de mis veinte años, vivi esa adolescencia robada, y es por ello, que no he vivido mucho de lo que es la adolescencia como irse de fiesta con las amigas, tener amigas y formar un grupo. Cogi pánico a salir a la calle, pero mi familia lo achacaba que era por causa de la timidez. Me acostumbre a estar más en casa que en la calle, y cuando tuve mi época loca, no bajé de la Noria hasta entrados en los veintidós tuve que madurar porque me independicé con un hombre que superaba en edad pero que no era nada maduro. Igualmente, aprendí que no siempre tener buena autoestima te asegura tener una vida feliz, pues sabía por lo que no quería pasar y me lo hacían pasar mal. En una nueva ciudad y sin amigas, aprendí que habrán personas que intentarán apagar tu luz igual que cuando no la tienes e intentas subirte.

Conocí a varias personas que me apuñalaron por la espalda, de mi pareja puedo decir que no fue del todo sana la relación, y que supe que yo me porté bien con aquellas personas, sin embargo, se empeñaban en que no debía mostrar mi orgullo por lo que era, lo percibían como ser creída, me había costado tanto estar bien … me había costado tanto no permitir que me mangonearan … y caí en depresión, no solo por no tener nadie con quien hablar más que mi pareja, los días en casa, limpiando mi mayor logro era haber hecho todas las tareas de casa. Cuando harta de llorar y de no dormir por las noches, comencé deambular por la casa no sabiendo qué hacer. Limpiaba hasta la saciedad. Cuando descubrí el mundo blogger, que me llevó a lo que todos conocéis y a trabajos y proyectos que me han dado la vida conociendo gente muy maja , entre ellas a ArualPlays, Barbara, Miguel Pina, José Luis Haroca, Marisa Domenech y muchísimos más que por aquel entonces nos comunicábamos por la interfaz Google +.

Mi primer libro llegó así como la sucesión de curso y talleres en formación que vendrían y que fueron acompañados de una separación dolorosa y terapia y la dicha o la desgracia de que por un tiempo, no supiera cómo llevarlo. Después de dos años divorciada, sigo sola, me he seguido llevando decepciones de gente que me la juega todos los días y me vienen con la sonrisa como si se pensaran que no me doy cuenta. Pero donde un día se dio la mano, que no cuenten más conmigo, porque una cosa es que yo ayude porque sepa que el trabajo como usuario de las interfaces esconde joyas y otra que, me tomen por gilipollas.

Así que, me marcho. Unas veces haré ruido por que significará que me has importado y otras no diré nada porque simplemente he tenido suficiente y me cansa, me harta.

Así que, la autoestima no lo cura todo.

Y es precisamente porque estoy entre medias de esas que a veces es mejor ….

TE INVITO A MI AUDIOPODCAST…

HISTORIAS CON «K»

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