Cada mañana se servía su taza de café, echaba mano de su libro y dedicaba unas horas a reconvertir la mañana en otro mundo. Las mañanas de café y desayuno, comenzaban dando paso al paseo.
El ruido de la puerta anunciaba al acompañante que , otra vez, volvería la alegría y su desahogo. «Sienta» y al amarrarle el arnés , acto seguido se dejan llevar para degustar de un rato juntos. No sin antes conectar la radio y anunciar la mañana con la música que dará paso a paso el aliento de la carrera.
Cada paso un latido, cada mirada un bamboleo de cola y cada respiro un paso más cerca de la meta. Pero aquel día importaba más salir del cansancio hogareño, del pesado día dent habitáculo.
Los saludos de los de los integrantes comienzan. Y los primeros pasos parecen costos, pesados… Cogemos aire, lo expulsamos , cogemos aire , lo volvemos a expulsar…
Suena «tu cintura». Una sonrisa amplia. Por lo vagini, tararea la letra y dan paso a los anuncios. No parece que la mañana vaya a ser mala, de hecho, está siendo toda una alegría.
El acompañamiento , trae olisqueos, rebuscar, olisqueos y vuelta a rebuscar…
El cansancio hace mella pero el cielo insta a querer seguir abriendo boca, la llama sigue viva en su interior y parece voraz, sedienta de un buen provecho. «Media hora más»
Cuando las piernas flaquean y dolor raspa, unos minutos antes de irse el cielo recobra la vida, ¿O tal vez es una señal?
Decide reanudar el paseo, después de admirar el espectáculo pero de hecho , han dado con un cielo, a pesar de nuboso, encandilado, por lo que se acercan a un parque y en la hierba hacen su última parada antes de irse ,¡ flamante paseo!
Quizá no todos los días son iguales, quizá todo es cuestión de cómo se mire y lo que vimos fue el destello de un gran día en la cara positiva. La que le dieron. Pero las tardes también son importantes con ellas culminaban los días y daban así paso al siguiente día, y vaya si lo vieron claro.
Historias con «K»