Esa postura…

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Cogerse de la mano. Acto de amor y respeto que guarda el informe visionado por cualquiera, de rápida lectura, que él o la acompañante acaba considerando como su pareja como dirían los hippies, para el sujetado o para él / la que visiona. 

Queda claro el acto y es fácil acogerse, por amor, por confianza, también por costumbre pero hasta para rememorar tiempos pasados. 

La siguiente, es incorporada entre pasándola entre tu cabeza y los hombros, es decir, encima de tus hombros, mientras tú, menuda de ti, por suerte o por desgracia rodeas su cinturita mientras las calles y las gentes os observan. 

Acto costumbrista del fin de semana y acumulativo durante la semana por anhelo instaurado en el demostrar. Es la postura más amorosa en la calle, que más de algún joven habrá adoptado, que entre nosotros se nos hace un hueco casi sin darnos cuenta pero que a veces es algo difícil de acompasar, por aquello del caminar como si fuerais uno solo. 

El clásico del dedo meñique, como si tu mano no se atreviera a darle la mano entera, como si quisiera ocultar ese deseo perceptible. 

Incansables posturas, todas válidas, dignas de mostrar entre parejas, con sentimientos vivaces, fugaces en un roce, sensitivo y audaz a los problemas para solventarlos con esa postura, resistente a cada fatal mal entendido. ¿O no?

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©El Rincón de Keren 

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