Cruzar.

Cruzar la calle. Eso lo hacemos todos. En línea recta o en diagonal. ¿Qué más da? Cruzar sin mirar o mirar para ver si viene coche. Ese parece estar más al limite.

¿Nunca has soñado con cruzar de verdad? No me refiero a cruzar la calle, ni atravesar un callejón. Me refiero a cruzar tus limites. Hoy estoy aquí ¿y mañana? la vida esta hecha de cruces. Recorrer la calle y toparte con esa imagen que crees que es memorable, o que le harías una fotografía para tu album de fotos, ya legará el momento de publicarla, mientras, quieres disfrutarla. Hablo de ver más allá con los ojos y el alma, de sentir que estas en esta vida, ESTAR.

El otro día una niña sonreia con tanta fuerza y naturalidad que creía que merecía una fotografía. Sin embargo, fue un silencio con muchas palabras y cruce al borde de sentirme enternecida por tal sonrisa y gestos. Crucé un limite.

Paseando por los barrios y viendo el particular caminar de aquellos que tienen un compañero de cuatro patas mi Anko observaba, olisqueaba y hacia gestos con la cabeza, aquel perro era más pequeño que el pero no se inmutaba, se estaban conociendo mediante el olor. Pensé que nacimos para relacionarnos aun sin palabras. Crucé otro limite.

La señora que viene a comprar las verduras y la fruta, replica en que se ha pasado toda una vida de niños y ahora le toca nietos. Aunque no es lo que una vaya buscando me cuestioné el dar vida, sin temor, sin que me reconcomiera nada, sin desajustes , ni dolor. Crucé otro limite.

Aunque tan solo son matices que pasan desapercibidos, muy dentro de mi me digo que son sucesos que te llevan a cruzar la linea de lo cotidiano y el confort pero no nos damos cuenta de que cada día , sin saberlo,

Cruzamos nuestros limites allanando el interior, para meter cosas nuevas.